
Mendoza, en el oeste del país, concentra el 70% de la elaboración de vino en Argentina, especialmente reconocido a nivel mundial por su varietal insignia, el Malbec. Luego de haber transcurrido un 2020 excelente en términos económicos, con un aumento significativo del consumo de la bebida per cápita en el país y de las exportaciones, el sector transita un proceso de incertidumbre y crisis debido a la falta de elaboración de botellas de vidrio en territorio, a lo que se suman las dificultades para importar.
Los problemas ya están incidiendo negativamente no sólo en la llegada de vinos a las góndolas de los principales comercios del mundo en la época de fiestas de fin de año, en la que las bodegas suelen aumentar significativamente sus ventas al exterior, sino también en la elaboración futura, ya que se necesita en estos meses “liberar” el vino almacenado mediante el fraccionamiento en botellas o con la venta de vino a granel.
Bodegueros, funcionarios del gobierno provincial y cámaras empresarias coinciden en que los efectos de la pandemia del Covid-19 aportaron al problema tras una baja significativa en la producción en las fábricas cristaleras por varios meses debido a las restricciones (aunque en la actualidad han recuperado medianamente su actividad) y ante un aumento del consumo del vino en esa época.
Pero los inconvenientes se agravaron el pasado 19 de septiembre, cuando se incendió un horno de elaboración de botellas de vidrio de Verallia, una de las fábricas, con sede en Mendoza, más importantes del país, lo que devino en una alarmante baja de la producción, en un año que tuvo como contrapartida además una intensa sobredemanda de botellas desde las bodegas.
Con información france24.com

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