
En la perrera, ubicada en un secadero de tabaco, empleados del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y miembros de la Policía local hallaron 98 ejemplares.
De ellos, 34 tenían las cuerdas vocales cortadas para que no pudieran ladrar. El arrendatario del edificio, un hombre de 44 años, confesó haber realizado la operación con sus propias manos a pesar de no ser veterinario
En imágenes del lugar publicadas este lunes se puede ver a los animales abriendo la boca sin lograr emitir ningún ruido. Además, se ve a varios perros encerrados en jaulas para conejos de menos de un metro cuadrado.
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Según detalla la prensa local con referencia a las autoridades, la mayoría de los canes, de diferentes razas pequeñas, se destinaban a la venta. La Policía estima que su valor conjunto superaría los 84.000 dólares.
El arrendatario fue detenido por la Guardia Civil el pasado jueves y quedó en libertad tras prestar una declaración. Se le imputan delitos de maltrato animal e intrusismo profesional. Protección Animal solicitará para él 18 meses de cárcel, la máxima pena para esta clase de delitos.
Fuente: actualidadrt.com
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